Daniela quiere conocerte, ¿aceptás su solicitud?

Lo miro, me mira. Nos miramos. Me gusta. ¿Le gusto? No sé pero creo que me esta mirando. Voy al baño, me lo choco a propósito, no se da cuenta. Pasan reggeton y bailo exageradamente para que me mire, pero algo lo distrae hacia otro lado. Se ríe con los amigos, parece simpático.

Me acerco, tiene rico perfume. Con mi amiga nos ponemos al lado de él. Está con un amigo. Bailamos al lado para que nos saquen a bailar (vieja estrategia). Mira a otra chica, la saca a bailar a ella. Usa zapatillas de lona blanca, ¡es un chico rock! A mi me gusta el rock and roll, somos compatibles. Me gusta, mucho, más que Nick de los Backstreet. Va al baño, lo sigo. No me animo, no me animo. Va a la barra, voy a la barra. Le toco un hombro y le pregunto:

- ¿Me darías tu mail? - No me animé a más.


Él, que también prefiere el “chat to chat” dice: - Si, anotá! elintergalactico@hotmail.com. Buscame en el MSN y agregame al Facebook.

Él, mala onda: - Sí, pero ¿para qué lo querés?

Él, que aprovecha cualquier oportunidad: -Si, pero lo uso para trabajar. Vos, ¿trabajas? ¿Estudias? ¿De qué signo sos?

Él, como antes. -¡Uh! ¡Hace cuánto que no vengo a bailar!, ¿Ahora esta de moda pedirse los mails? No flaca, te confundiste. Si querés nos juntamos a charlar. No hagas que tenga que conocerte por mail. Si un día se me cae el servidor, ¿es día no te puedo conocer? Así no son las cosas.

Daniela una chica bien, bien ansiosa

Soy ansiosa. El brazo para que el colectivo pare en la parada lo estiro cuando éste está a una cuadra de distancia, al reloj lo miro aproximadamente cada tres minutos reloj e incluso lo que más impaciencia me da es comprarme un libro y recién poder saber como termina el día que lea la última hoja.

En el amor soy ansiosa también, sobre todo cuando no sé que es lo que va a pasar.

La última vez que me sentí demasiado a la expectativa de las cosas fue cuando un miércoles a la noche me enteré que quizás el sábado tenía una cita (un ansioso para otra ansiosa) Un cita esperada, bien de novela de la tarde. “Ojalá que no llueva asi no se me infla el pelo por la humedad” pensé mientras me pintaba las uñas de rojo porque iba a usar la cartera del mismo color, que es nueva. El jueves, a primera hora, la llamé a Karen para que me preste una remerita negra asi me combina con todo y cuando corté llamé al “Centro de estética y cuidados para la mujer” para pedir turno para depilarme. El viernes me depilé y me compré un jeans porque estoy atravesando un momento difícil con mi placard. El sábado lo ocupé pensando qué perfume usar, qué aros ponerme y cómo maquillarme. La ropa la tenia definida: el jeans nuevo y la remerita de Karen.

Llegué media hora antes que él. Cenamos una parrillada para tres, soy de buen comer. Hablamos de los proyectos de cada uno (los míos siempre a corto plazo), de los colores preferidos, de cosas como “¿el mar o la montaña?” y “¿hotmail o yahoo?”, mientras, yo lo miraba comer porque ya me había terminado el postre. Las velas se consumían lentamente y eso me estaba poniendo muy nerviosa.

Nos estamos conociendo (¿falta mucho?).

Segunda cita:
• Despreocupate por la ropa, en la primera cita ni te prestó atención.

Actitudes en la primera cita que hacen que sea la última:
• Él se pide una cerveza con maníes y vos un té verde con 3 masas secas.
• Él te invita a cenar y vos le decis: “Gracias, piqué algo en casa”.
• Si no sabés caminar con tacos, mejor no te los pongas.